Para las y los adictos a las dietas, estos tres objetivos son irreconciliables. Más a menudo de lo que nos gustaría admitir, acabamos, por miedo a engordar, sucumbiendo al peso. Entonces, el placer y la salud quedan relegados a caer en el olvido.
¿OBJETIVOS REALMENTE IRRECONCILIABLES?
Para la mayoría de las mujeres u hombres que se ponen a dieta, la decisión de perder peso rara vez tiene la salud como verdadero objetivo. En general, el deseo más o menos confeso de tener un mejor aspecto es lo que nos empuja a ponernos a dieta, con la esperanza de que nos hará dignos de ser amados. Acabamos creyendo que el peso es la raíz de todos los males y que una dieta podrá solucionarlo. Lo peor de toda esta historia es que, si el régimen no da los resultados que se esperan, nos convencemos de que la culpa es nuestra. A la frustración de no comer como nos gustaría se añade la culpabilidad del fracaso. Entonces empezamos otra dieta. Entramos en un círculo vicioso y cada fracaso hace tambalear la confianza y la estima con la que cargamos. Pero no hay nada que hacer, jamás pensamos que no tenemos la culpa de que la dieta no haya funcionado. Tampoco se nos ocurre pensar que el hecho de perder peso no va a solucionar ninguno de nuestros problemas. No estás solo si tienes la impresión de que has probado todas las dietas y seguido todas las recomendaciones que existen para perder peso y no lo consigues a pesar de todos tus esfuerzos.
¿MENOS KILOS PARA SER FELIZ?
Incluso cuando logras perder peso, quedan esos famosos «últimos kilitos» que te permitirán estar estupenda cuando te pongas tu vestido nuevo, los últimos kilos que debes perder para que todo sea perfecto. Por desgracia, o más bien por suerte, eso no funciona así.
Nos han llegado a convencer de que seremos más felices si perdemos peso. Tras tratar tanto con personas delgadas como gruesas, te puedo asegurar que las delgadas no son en absoluto más felices que las demás. La obsesión por el peso puede afectar a cualquiera, con independencia de su corpulencia. Incluso alguien a quien admiras, o cuya silueta «perfecta» envidias, no tiene por qué estar contento o sentirse realizado por su cuerpo. Demasiadas personas viven angustiadas permanentemente por la ganancia de peso o por el deseo insaciable de perder cada vez más.
EL CAMINO HACIA LA ARMONÍA
Cuando decidí examinar mi alimentación, no quise renunciar a mis objetivos de salud y placer para alcanzar un ideal de delgadez promulgado por la sociedad. Eso es lo que me empujó a interesarme por la alimentación intuitiva. De hecho, estaba bastante convencida de que era posible conciliar peso, salud y placer. Para ello, tuve que revisar mis prejuicios sobre la alimentación y deshacerme de todos los condicionantes y automatismos de la mentalidad de dieta que habían invadido maliciosamente mis pensamientos.
¿CÓMO SE CONSULTA ESTE LIBRO?
En este libro, comparto con el lector mi enfoque sobre la alimentación intuitiva, que me ha permitido reunir estos tres objetivos para crear un equilibrio, o más bien una armonía. Para empezar, en la primera parte, nos vamos a interesar por las dietas para comprender sus mecanismos. En la segunda parte, trataremos de desmitificar el peso y precisaremos el papel de la alimentación. La tercera parte se dedica a la alimentación intuitiva. Por último, en la cuarta parte encontrarás una recopilación de recetas.
Información extraída de El libro antidietas de Noémie Combremont.
COMPARTIR